
Esta es una foto de Leo y mi yayo. Tiene 89 años y está como una rosa. Solo una cosa le amarga la vida y es que mi abuelilla está en una residencia, con Alzehimer desde hace 10 años. No conoce a nadie y está postrada en cama. Mi abuelo va cada día a la residencia, tiene una hora y media de viaje de ida y unas dos horitas de vuelta, y va en metro y autobus. TODOS LOS DÍAS. Está encantado con Leo, y cada vez que vamos a la residencia a verles Leo le da un beso a mi abuela, y mi abuelo le grita a mi abuela: "Si tú supieras lo que hay aquí", "Si pudieras verle y oirle...".
¡Qué puta que es la vida!